viernes, 1 de febrero de 2008

Algunas orientaciones para un docente investigador que forma investigadores en la universidad y desarrolla espíritu investigativo

A propósito del texto publicado sobre "la investigación no es un requisito para gradurase...", tuve la grata sorpresa de recibir un texto del Dr Hernando Ruiz, un reconocido catedrático latinomaricano que en diez (10) criterios nos da una respuesta de un política formación de investigadores.
Hay que leerlo docentes investigadores para cautivar a los estudiantes en "el placer de la investigación" y no en la metodología de la investigación como se esta viviendo la experiencia en las aulas de la universidad por los estudiantes y frente a esta desmotivación se ven obligados a recurrir a los anuncios publicitarios de "salga de ese problema de investigación ahora mismo", ¿para cuando dijo?: para hoy mismo, solo consúltenos.
Este es el texto...
ACTITUDES DE UN INVESTIGADOR
Hernando Ruiz, M.Sc., MPA

Se sugieren y explican los principales criterios que a juicio del autor deberían orientar una política de formación en investigación del alumno en la universidad. Por andar muchas veces de ‘árbol’ en ‘árbol’, los currículos y los docentes pierden de vista el ‘bosque’ de una formación cardinal que corresponde a la esencia de la institución universitaria; así, por ejemplo, las muy socorridas cátedras de metodología de la investigación terminan por ser tentativas aisladas, esporádicas y aburridas, con poco o nulo impacto formativo en los estudiantes. ¿Cómo propiciar más bien esfuerzos pertinentes y estructurados? ¿Cómo preparar de modo pertinente para tiempos nuevos de insospechados desafíos? ¿Cómo lograr que la formación en investigación y la investigación formativa (que no son la misma cosa) constituyan las dos caras de una misma moneda? ¿Cómo se podrá llegar a una necesaria simbiosis entre maestro y discípulo? En el fondo, son estas las reflexiones que se quisiera suscitar.

PALABRAS CLAVES

Aprendizaje; Conocimiento; Cultura; Investigación; Formación; Futuro; Pensamiento; Políticas; Procesos; Revolución científica.

Para comenzar, es necesario evitar algo tan perverso como las ‘empirias’ en la vida académica. Por eso, el fin esencial de la institución universitaria de formar en investigación debe articularse mediante esfuerzos organizados, lógicos y eficaces. Primero, para contribuir a moldear seres humanos integrales, es decir, éticos, pensantes, conscientes y consecuentes. Y, luego, para preparar debidamente profesionales en competencias cruciales para moverse en los combativos y retadores tiempos que corren.

Por lo anterior, se ha considerado oportuno llamar la atención sobre la necesidad de articular políticas de formación en investigación de los alumnos, o sea decisiones y planteamientos deliberados y coherentes que principalmente articulen objetivos, proyecten acciones, unan esfuerzos, combinen recursos, definan metas y planten resultados esperados, bajo condiciones de control y verificación.

Todo este trabajo debe soportarse entonces en unos criterios que resulten explícitos, concisos y claros. Con los que luego se sugieren se intenta contribuir a la discusión de cómo debe la universidad señalar rutas de formación investigativa para sus estudiantes.

PRIMERO: Simplicidad.

La investigación es antes que todo una actitud del espíritu y una manera sencilla de pensar y actuar. En su etimología, , el investigador es como un detective que rastrea algún vestigio importante. Una pregunta, unos datos por observación, una mínima reflexión (todo lo cual se encuentra siempre en cualesquiera actividad humana) constituyen la esencia de la investigación. Hay que aprender a dominar estos básicos.

SEGUNDO: Afecto.

Cualquier esfuerzo de formación resultará inocuo (cuando no contraproducente) si no parte del principio de que se le debe transmitir al iniciado un verdadero gusto por la ‘aventura’ del conocimiento. Todo proceso de investigación que comienza con una búsqueda o descubrimiento sencillo (ojalá en el ámbito de la naturaleza) debe resultar cautivador para el joven. Alguien debe llevarlo de la mano en este empeño.

TERCERO: Pedagogía.

Pocos conceptos tienen un significado más profundo y bello que éste. Lo primero que aparece en él es la figura de quien orienta o guía, es decir el maestro, pieza insustituible de cualquier engranaje de formación investigativa. Hay que tomar en serio la noción pedagógica. Ella expresa el conducir, el persuadir, el corregir (pero con delicadeza!). Pedagogo es quien introduce de su mano al alumno (a ‘su’ discípulo) en un mundo nuevo de saberes y verdades; le enseña a dudar y buscar; le transmite la cultura; se convierte en un estructurador de valores y rasgos humanos desde su propia vivencia; es ejemplo y autoridad personal; sabe recibir y cumplir una misión. Sin este tipo humano del ‘maestro’ no hay formación posible, menos en la investigación.

CUARTO : Fundamentación.

En 1820, don Andrés Bello sentenció que “las artes de leer y escribir son como los cimientos sobre los que descansa todo el edificio de la literatura y de las ciencias”. Hoy, casi doscientos años después, ello resulta ser la más orientadora verdad.

No en el ‘leer y escribir’, sino en el arte (artesanal y duramente aprendido y practicado) del buen leer y el buen escribir, es que se forma y se erige todo buen científico, como también todo buen literato.

Al mismo tiempo, existen otros ‘básicos’ sobre los cuales apoyar un proceso de formación investigativa. Entre ellos se encuentran condiciones del intelecto (percepción, razonamiento) y naturalmente valores del espíritu (conciencia, sentido de trascendencia, imaginación, sueños e ideales). Como en Pitágoras, no debería serle permitido entrar al templo formativo de la investigación a quien no sea capaz de geometrizar (entendido el término en la acepción amplia, aquí propuesta, de contar con mínimos fundamentos y aptitudes). Sentar dichos básicos de la investigación, debe ser uno de los primeros esfuerzos de cualesquiera proceso formativo.

QUINTO : Pensamiento.

Aprender a investigar es en buena medida ‘aprender a pensar’. Además de adquirir o afianzar habilidades tales como el ingenio, la curiosidad, el sentido de observación y la crítica, el debe aprender a conceptuar, a desarrollar posturas escépticas y a moverse de manera metódica y reflexiva. A la institución universitaria corresponde la educación superior, es decir es función esencial de dicha institución favorecer y orientar procesos ‘superiores’ de pensamiento. Preguntarse cómo formar en o para la investigación, equivale a asumir la cuestión esencial de aprender y saber pensar. Esta es una tarea lenta que exige continuidad y persistencia, y que debe además confundirse con el esfuerzo de largo aliento de una preparación humana y profesional que imparta la Universidad. No caben aquí tentativas aisladas, fugaces o fraccionadas.

SEXTO : Aprendizaje.

Si se acepta como premisa que el quehacer universitario debe centrarse en el alumno, éste tendrá que ser el protagonista de su propia educación. Así, entonces, formarse (en este caso en la investigación), supone ‘aprender a aprender’; los estudiantes ‘aprenden’ con la conducción y orientación de sus maestros. Al alumno no se le debiera ‘enseñar’ como sujeto pasivo, sino más bien brindarle los medios para que él construya (a través de procesos idóneos) tanto el conocimiento, como sus valores, habilidades y otras competencias humanas y académicas3. Esta es la esencia de la formación o lo formativo. Y esto es también lo que le confiere autonomía al alumno . No es fácil poner en práctica lo anterior, porque hay que replantear un modelo pedagógico en voga, cual es el de la enseñanza “expositiva” o “por recepción”4.

El desafío es también entender que I = P + A, en donde (I) hace por investigación, (P) por pensamiento y (A) por aprendizaje. Por supuesto que esta es una ecuación incremental.

SÉPTIMO: Actualidad.

Gracias a varias ‘revoluciones’, una de ellas la cibernética, la manera de ver o hacer ciencia ha sufrido grandes transformaciones. Solamente dos rápidos comentarios sirven para ilustrar esta afirmación: (A) a partir de la crítica que formuló Ludwig Von Bertalanffy al denominado Método Científico de Descartes, la mayor parte de las teorías científicas modernas (¿o postmodernas?) ven la necesidad de introducir al observador explícitamente como elemento constituyente de un fenómeno o hallazgo de ciencia; así las cosas, propiedades de la materia, por ejemplo, son designadas como ‘emergentes’, por cuanto (v.gr. la temperatura) están subordinadas a la observación, es decir no existen estrictamente como algo independiente del observador; caen así viejas nociones sobre la ‘objetividad’. (B) Los científicos hoy ya no pretenden alcanzar una verdad última, única, absoluta, objetiva e inmutable; las cosas se mueven, más bien, a través de ‘explicaciones transitorias’, en función del contexto en que se aplican6. Alguien ilustraba gráficamente lo anterior diciendo que ahora un paradigma no es otra cosa que una tregua entre dos preguntas o dos tentativas de explicación científica.

El consecuente y reciente auge de las denominadas ‘ciencias cognoscitivas’ está conduciendo a que el lugar central en el ámbito científico lo ocupen ‘quien conoce’ (el sujeto que aprende, que construye conocimiento) y los aprenderes, perdiendo preponderancia por tanto ‘lo conocido’ (y lo que se enseña) y los saberes. Lo ‘cognitivo’ versus (estrictamente) lo ‘epistemológico’.

Una palabra final para mencionar la importancia creciente que encierran los procesos de investigación e innovación tecnológica (especialmente alrededor de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación o TICs). Se sabe que la Internet, por ejemplo, está transformando por completo la manera como la gente se expresa, se relaciona, estudia, aprende, etc. Mirando hacia delante, resulta impensable trabajar con seriedad en asuntos como por ejemplo la creatividad –que es además de la esencia de la investigación- o desempeños colaborativos sin acudir a las TICs.

¿Podrán entonces estar ausentes los estudiantes de mañana de estas nuevas formas de comprender y hacer ciencia e investigación?

OCTAVO: Unidad.

Aquí debiera existir una obsesión doble: De una parte, alcanzar la coherencia y armonía (complementación, coordinación, cooperación) entre diferentes modalidades o vertientes de formación humana y profesional del alumno en la Universidad; el currículo, entendido en su acepción amplia, que naturalmente rebasa los contornos de un plan de estudios y se asemeja más a esas ‘hojas de ruta’ tan de moda hoy, debe ser el elemento aglutinador por excelencia para buscar vinculación y concordancia de elementos y fases del proceso educativo.

En segundo lugar, y desde otro ángulo, el criterio de lo ‘unitario’ aboga por la idea de ir haciendo compatible o proporcional a la investigación con la realidad de los fenómenos y problemas del mundo natural y social. Si algo testimonia el sorprendente avance de la ciencia y el conocimiento en el mundo es que la realidad es eminentemente compleja y no puede aproximarse con mente o modelos mentales incapaces de aprehenderla en su verdadero carácter7. Este hecho ya había sido reconocido antes, aceptándose que una sola disciplina o rama del conocimiento resultaba por lo general insuficiente para conocer y comprender la mayor parte de los fenómenos reales8. Hoy, con el descubrimiento de potentes nociones cognoscitivas y epistemológicas, se avanza hacia estadios superiores de coordinación entre campos del saber, como es por ejemplo la idea de la transdisciplinariedad.

En una época como ésta en la que se prospecta que las competencias básicas de un profesional deberán estar orientadas hacia la resolución de problemas (cada vez más complejos), no sería plausible adelantar con los estudiantes un esfuerzo serio de formación en investigación sin acercarlos a conceptos y destrezas como las mencionadas.

NOVENO: Discernimiento.

En sentido filosófico, el discernimiento viene a ser la hipótesis, el concepto o la cadena de conceptos, así como la teoría desde la cual se va a discernir, a comprender, a interpretar un hecho, acontecimiento o fenómeno9. Por ello, sin raciocinio habrá ‘empiria’, pero no acción lúcida y organizada, es decir científica10.

Con la ayuda de estas ideas se comienza entonces a abordar el ‘famoso’ tema de la metodología de la investigación, sólo que en contexto (y también en su verdadera esencia). Método significa camino y modo de obrar o discurrir; es en sí fundamentalmente medio (el más sencillo y seguro) para alcanzar un fin. Los métodos del conocimiento son algo más complejo, sin embargo, lo importante es que el alumno sea capaz, primero, de entender y delimitar bien estos conceptos fundamentales11. De otro lado, el diccionario establece que método es la manera de decir o hacer algo con razón y orden. Es (también según el diccionario) ‘arreglo’ u ‘ordenamiento’ de los elementos de una ciencia o un arte.

Así las cosas, el método científico corresponde en sus básicos a un modo ordenado, organizado y estructurado de establecer un resultado, formular una verdad o sistematizar unos conocimientos. O sea, la misma noción de criterio explicada antes. Probablemente convenga que de estas consideraciones surja la dirección para formar al alumno en metodologías de investigación. Por lo pronto, puede decirse que difícilmente esto es algo que ‘se enseña’. Son, más bien, elementos del pensar y el conocer que hay que saber inscribir y ordenar en una mente suficientemente estructurada y dispuesta. En esto último radica un buen desafío para formación investigativa de los estudiantes.

DÉCIMO: Disciplina.

No por ser el último, es éste el criterio menos importante. Todo lo contrario. Complementa o refuerza el que se ha visto antes. Es cierto que ‘disciplina’ significa conocimiento o conjunto de saberes, y que puede también asimilarse, grosso-modo, a ciencia o arte. Sin embargo, en su otra acepción, disciplina está referida a método, sistema, formación; es o implica un modo de vida, un proceder organizado y riguroso, además de persistencia (tesón y constancia), paciencia, firmeza y voluntad. En suma, ‘disciplina’, referida a la investigación, tiene más que ver con esa actitud esencial en las vías del conocimiento, el pensamiento y el aprendizaje. Formar dicha actitud y cimentar tales facultades en el alumno constituyen tareas muy importantes por realizar.

EPÍLOGO

Como complemento de señalar unos pilares y asignarles una función en la arquitectura de políticas de formación investigativa, los mismos se combinarán para crear las siguientes condiciones necesarias y suficientes del acontecer universitario: Crear una cultura de la investigación que a su vez estimule la configuración de comunidades académicas. Hacer que la ‘formación investigativa’ y la ‘investigación formativa’ sean las dos caras de una misma moneda. Identificar, seleccionar y formar a alumnos con vocación y capacidad para la investigación, con el fin de que la institución universitaria pueda formar sus propios cuadros futuros.

BIBLIOGRAFÍA

Bachelard Gastón: La formación del espíritu científico: contribución a un psicoanálisis del conocimiento objetivo. Buenos Aires: Siglo XXI, 1978
Bateson, Gregory: Pasos hacia una ecología de la mente: una aproximación revolucionaria a la auto comprensión del hombre. Buenos Aires: Ediciones Lohlé-Lumen, 1998
Bertalanffi, Ludwig Von: Teoría general de los sistemas. México: Fondo de Cultura Económica, 1982
Bruner, Jerome: La educación, puerta de la cultura. Barcelona: Editorial Visor, 1997
Bunge, Mario: La ciencia, su método y su filosofía. Bogotá: Edit. Panamericana, 1996
Díaz-Barriga Arceo, Frida y Hernández Rojas, Gerardo: Estrategias docentes para un aprendizaje significativo: una interpretación constructivista. México: Mc. Graw-Hill, segunda edición, 2002
Estefanía, Joaquín: Contra el pensamiento único. Madrid: Taurus, 1998
Maturana, Humberto y Varela, Francisco: De máquinas y seres vivos: autopoiesis: la organización de lo vivo. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1995
Morin, Edgar: Ciencia con conciencia. Barcelona: Anthropos, 1984
___________: Epistemología de la complejidad, en Dora Fried Schnitman (Ed.): “Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad”. Barcelona: Buenos Aires: Piados, 1994
___________: Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa Editorial, 1996
___________: La mente bien ordenada: repensar la reforma, reformar el pensamiento. Barcelona: Seix Barral, 2001
Popper, Karl R: Conjeturas y refutaciones: el desarrollo del conocimiento científico. Barcelona: Piados, 1994
Prigogine Ilya y Stengers, Isabelle: La nueva alianza: metamorfosis de la ciencia. Madrid: Alianza Editorial, 1994
Schnitman, Dora Fried: Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Buenos Aires: Piados, 1994.

La investigación no es un requisito para optar un titulo profesional sino un compromiso que se adquiere con el ingreso a la universidad.

Lea primero esta cruda realidad de lo que pasa actualmente

Cuando los estudiantes se encuentran más allá de la mitad de la carrera y enfrentan el hecho de que muy pronto tendrán que encontrar un tema para desarrollar la monografía de grado, el proyecto de grado para algunos, la “Tesis” para otros,- porque no existe claridad de lo que debe hacer un estudiante- comienzan a buscar en los libros o por la sugerencia de una amable profesor algo interesante. Algunos astutos y augures pensadores pueden pasar de un tema a otro sin mayor problema. Generalmente terminan haciendo lo que menos habían pensado, lo que se presenta a la mano. El tiempo comienza a hostigar y la urgencia de obtener el grado se hace prioritaria.

Para muy pocos existe una preocupación de que este tipo de trabajo investigativo contribuya a dar respuestas a los graves problemas sociales, políticos, económicos, culturales, ambientales, etc., pero tampoco encuentran cómo hacerlo, se sienten desorientados, despistados, extraviados. Algunos se dan cuenta que de la balumba de conocimientos que aprendieron mucha información no sirve para nada, por lo menos, a la hora de enfrentarse a la realidad.

En ocasiones los estudiantes termina pagando a “expertos” profesores, a especialistas en investigación que hacen de este oficio una empresa de lucro. Los incautos estudiantes acceden a pagar altos costos por el proyecto, por "la tesis", por la investigación y terminan exponiendo algo que nunca lo pensaron, que no les va a servir en la vida y que solo dejó lucrado al experto profesional clandestino en trabajos de grado. Entre comillas se llama “Asesor externo de Tesis”. Para constatar lo que digo relaciono las siguientes publicidad encontrada en cafeterías de las universidades, en los Café Internet, en tiendas cercanas a la universidad, etc: “asesoría de trabajos de grado, llame ya”, No se preocupe por su Tesis, deje ese asunto en manos expertas”, Quiere dejar la universidad y no tiene trabajo de grado, llame ya!, entre otros.

No es que la monografía, el proyecto, la tesis, el trabajo de grado sea la consagración de cada uno y marque por completo su quehacer posterior, pero lo que sí es cierto, es que es un buen indicativo de lo que está pasando con la academia, a quién le esta sirviendo, cómo la universidad está formando a los futuros investigadores que requiere la región y el país

Sabe a ciencia cierta un estudiante próximo a graduarse ¿Qué es investigación?

EPISTEMOLOGIA

Introducción
"Lo mas excitante que puede
oirse de ciencia no es eureka!,
sino qué divertido"
Stephen Hawking

La epistemología es un tema de todos los tiempos, no es algo propiamente antiguo, moderno o contemporáneo como se piensa en algunos círculos académicos. Es algo siempre nuevo, siempre actual y siempre novedoso. Una reconfiguración del concepto nos diría que la evolución ha sido grandiosa, prodigiosa que ha estado en boca de los más grandes pensadores de occidente, de las escuelas más prestigiosas, de las universidades mas distinguidas de Europa y Latinoamérica, y de todas las universidades que hacen ciencia. Tampoco ha sido desconocido por las diferentes ciencias y disciplinas del saber. Se podría decir que ahí sigue, cada día expresándose de diferentes maneras y formas, Se investiga, se indaga, se hace preguntas, se problematizan. Y las preguntas sobre el conocimiento se vuelven inquietantes para los hombres de ciencia, para los científicos y los académicos. Es tema de filósofos, y ahora de todos los académicos y surge en las aulas de clase para problematizar el saber humano. Surge en el mundo de la vida como una nueva racionalidad comunicativa para complejizar el mundo y para encauzar los nuevos horizontes de la humanidad.

En este ensayo nos proponemos hacer un recorrido por el concepto, entendiendo que no hay clases de epistemología sino diferentes concepciones realizadas por escuelas de pensamiento. Es decir que para entender el concepto hay que remitirse la historia de occidente y leer entre líneas. De esta manera en primer lugar abordamos el concepto desde lo que nos dice la semántica. En un segundo momentos hacemos mención a estas tendencias generadas por el concepto, y finalmente lo relacionamos con la especialización en pedagogía de la recreación ambiental. En este último contenido asociamos el concepto al fundamento que debe tener la pedagogía, es decir, consideramos que la especialización tiene un fundamento epistemológico.

Delimitación semántica: el concepto “Epistemologia” tiene varias acepciones.

En primer término conviene precisar el valor semántico, o sea el significado del vocablo Epistemología, que tiene un significado amplio según los autores, y más aún, según las Escuelas, ya sean latinas o sajonas[1]. No debe extrañarnos que un vocablo posea un campo semántico extenso o restringido, según el autor que lo utilice, ya que esto es un fenómeno de carácter genérico como lo podemos comprobar inmediatamente, con la propia ciencia, y también, con el vocablo filosofía[2].

La palabra epistemología reconoce en su formación a dos palabras griegas que son: "episteme" que significaba “conocimiento”, y la otra es "logos" con el significado de tratado, aunque también este vocablo griego puede traducirse por: palabra, verbo, relación, razón, relato, según el contexto. De allí que "Epistemología" epistemológicamente posee el valor de "Tratado del conocimiento ".

Tanto en Platón como en su discípulo Aristóteles encontramos el vocablo "episteme" con el significado de conocimiento cierto, conocimiento necesario. O sea que coincide, prácticamente, con el significado de nuestra actual palabra ciencia. Con esta interpretación, Epistemología es el "Tratado de la Ciencia", y así lo usan, en general, los autores, filósofos y epistemólogos de origen latino.

En efecto, los griegos entendieron la ciencia o conocimiento teórico como una actitud contemplativa que buscaba ir más allá de los sentidos para alcanzar a contemplar la armonía del cosmos, entendiendo esta armonía como orden inmanente que puede ser aprehendido por la razón Asumieron la filosofía, desde un principio, como un saber, que va más allá de los sentidos y del mundo de la opinión o mundo de la “doxa” como lo llamaron. Este mundo para ellos podría ser engañoso; por lo tanto, para lograr una explicación racional de los real y del conocimineto del ser, lo cual implicaba hacer ciencia, era necesario salirse de ese mundo e ir más alla de lo que apareciera a los sentidos. De esta manera se llegaría a la theoría o “contemplación”.
[3]
Al respecto, el padre Alfonso Borrero, al referirse a la ciencia de los griegos dice: “La “episteme” o idea del saber científico fue la gran creación de Aristóteles. Palabra escultórica con que acertadamente se describe al hombre, de pie, erguido y triunfante sobre el universo –“epi-istemi”- dominándolo con la inteligencia”. Y continua el padre manifestando que “Episteme” ha de tener entonces su objeto preciso de interés científico concreto. La episteme nos “de-muestra” con verdad la articulación interna de la necesidad constitutiva de algo”.[4]
En cambio los de origen sajón le dan a la palabra Epistemología un sentido más extenso como es el de "Tratado del Conocimiento" (conocimiento en general). Ya que hay conocimiento no científico como son los que resultan de la fe, de las religiones, de las doctrinas no necesariamente verificadas, que según Popper, no son falseables.[5] Aquí surge una pregunta: ¿Qué quiere demostrar Popper con el concepto de falsación? “Que el conocimiento científico no es absoluto.

Por otra parte, el filósofo italiano Nicola Abbagnano, fallecido hace menos de una década y muy acreditado mundialmente por sus importantes contribuciones a la filosofía, es quien hace esta clara distinción en el uso de la palabra Epistemología. Para él la "Teoría del Conocimiento" es la "Gnoseología"
[6]. El vocablo gnoseología proviene del griego gnosis y logos, etimológicamente, “tratado o ciencia del conocimiento”. Probablemente tenga sus antecedentes más inmediatos en el término “gnostología”, usado en el siglo XVII para titular la parte de la metafísica que estudiaba el conocimiento. En la forma que ahora se utiliza, parece que el primero fue el neoescolástico italiano G Zamboni (1875-1950, quien trató de trabajar un “G” pura entendida como disciplina filosófica autónoma que hiciera un estudio descriptivo y crítico del conocimiento sin admitir ningún presupuesto y que, por lo mismo, ocupara el lugar preliminar de toda la filosofía.

Por otra parte, hay que decir que, en la escuela latina no cabe la frase "Epistemología de la Ciencia", ya que cometemos pleonasmo, o sea, repetición viciosa, redundancia, porque como hemos dicho "episteme" la traducimos con el sentido aristotélico de "conocimiento cierto, necesario, verificable" o sea Ciencia.

Aún cabe otra división para que podamos llagar a la epistemología que consideramos útil a las disciplinas de las llamadas "ciencias duras", terminología que es discutible actualmente en los círculos de la epistemología compleja, sistémica y desde la cibernética de segundo orden, o desde la teoría del caos. Únicamente por sus objetivos, sus métodos y contenidos hay que distinguir la Epistemología de las “Ciencias Naturales, de la Epistemología de las “Ciencias Sociales”.

Tendencias epistemológicas

Al respecto cabe decir que no hay epistemologías sino epistemología, refiriéndonos a la ciencia. La epistemología es ciencia de ciencias. Se puede decir que debe hacerse distinciones entre conceptos; ejemplo teoría del conocimiento, ciencia y filosofía de la ciencia. Cada concepto nos remite a una escuela de pensamiento, bien sea griega, latina o sajona. Filosóficamente hablando se puede decir que la epistemología de la ciencia es una filosofía de la ciencia, y esta puede ser una clase de epistemología; en cambio la gnoseología no es una epistemología porque se refiere al conocimiento en general.

Algunos dicen que las clases de epistemología son la clásica de la que ya hemos hablado, la epistemologías compleja propuesta por el Francés Edgar Morín, la sistémica propuesta por Lickman, la fenomenológica propuesta por Husserll, la de Habermans, la epistemología cognitiva de Piget, etc. En todo caso la reflexión epistemológica depende de una tendencia y posturas de los pensadores.

[1] Escuelas Sajonas: Francesa, Inglesa, Alemana
[2] Los conceptos ciencia y filosofía deben ser abordados desde la escuela griega y escolastica. Existen varias acepciones desde los planteamientos que hacen Platon y Aristóteles, San Agustín y Santo Tomas.
[3] Guia de epistemología. Pontifica Universidad Javeriana. CUA. Coferencias. P.13
[4] BORRERO, Alfonso S.J. El conocimiento y la ciencia a la luz de la Filosofía. (conferencias)
[5] Nota: El falsacionista es aquel que no acepta que las teorías puedan ser consideradas como verdaderas a la luz de la evidencia observacional. Sin embargo cree que es correcto demostrar que algunas teorías teniendo en cuenta los resultados observacionales y experimentales. Estando en este caso apoyado en una cuestión lógica ( la falsedad de enunciados universales, se puede deducir de enunciados singulares). Dice Popper: “Los falsacionista preferimos resolver los problemas mediante una conjetura audaz aunque pronto resulte falsada porque esa es la manera en que podemos aprender de nuestros errores; y al descubrir que nuestra conjetura era falsa habremos aprendido mucho sobre la verdad y habremos llegado más cerca de esta”. Cfr: http://members.fortunecity.es/robertexto/archivo11/falsacionismo.htm
[6] Gnoseología general: traduce Teoría de la ciencia Se orienta hacia la determinación de una idea general de ciencia para estimar el grado de cientificidad característico de una disciplina determinada. Conlleva dos trámites: Analítico (Gnoseología general analítica), destinado a determinar «anatómica» o estructuralmente las partes formales constitutivas de todas las ciencias. Sintético (Gnoseología general sintética): estudia la constitución dinámica o «fisiológica» de las ciencias en funcionamiento.